Sobriedad aunque el mundo lo disponga. A tráves de los gestos discontinuos que posees, sin embargo, aca estoy. El mundo da vueltas y la cabeza también, esto no es cosa del azar, es algo parecido al karma.
Como balón de fútbol sin piernas que lo golpee, olvidando su escencia perpetua que rodar y hacer feliz a quién mejor lo precise y le tenga más amor.
Pelota que en un parque se les olvidó a sus dueños que por la mala fortuna se desinfló y quedó a la deriba de quiénes sustentaron sus sueños en él.
No habrá más remedio que desinflarse y reciclarse. Al parecer la fortuna y la perpetuidad no están de este lado, sino más bien del otro por allá al otro lado del charco. Ahí la magia de rodar existe hace siglos y no fue una imposición como rezar a alguien indebido.
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