lunes, 15 de junio de 2009

Abajo del Pío Nono


Caracterista de una ingrata ciudad. Miles de personas cruzan el puente, sus miradas rectas y serias son incapaces de apuntar al suelo e imaginar lo que esconde este pedazo de concreto.

Los guitarreos reconocibles de Inti Illimani y Victor Jara emergen desde un lugar misterioso y rechazado. Caracteristico de Santiago pero marginado dentro de las egoístas miradas de los ilustres ciudadanos. En este lugar nadie puede desalojarnos como ha sido siempre, ningún tipo de represión. Nuestros sueños están condimentados como estas sucias aguas, estamos aquí para hacer sentir que somos la exclusión y sobra de esta pitutesca sociedad.




Orilla del rio Mapocho, Puente Pío Nono.
El olor es tóxico es como si todos los inodoros de la ciudad se taparan al mismo tiempo. Los carreteros y alternativos que cruzan el puente sólo centran su objetivo en el bar o pub de moda que se encuentra en las próxima cuadras.

Nadie mira el río, es feo y no produce ni un atractivo. Hace un mes que estoy con mi familia "acampando" en la orilla de este. No es sólo la mía sino que la de muchos. Mi mamá se ha colgado de postes, ha sido mojada por el guanaco y ha estado encarcelada muchas veces. Mi padre se levanta todos los días a las cinco de la madrugada a buscar pega a las construcciones. Hace fila durante horas, cuando llega a dónde el supervidor, este le dice "Muy viejo para esta pega, abuelito", todos los días son iguales pero él tiene las esperanzas abiertas. Llega a su nuevo hogar, cansado y con frío pero no se rinde. El hedor reafirma su lucha.


Mi mamá me contó que el gobierno nos iba a ayudar a tener una casa. La vida es dura y eso no se refleja en la gente. Desde está mugrosa orrilla levantó mi mirada. Autos lujosos, ropa de moda, gente arrojando basura, jóvenes borrachos con lindas casas.

Aún esperamos a la presidenta o a la enigmática minstra de la vivienda. ¿Dónde se ha metido todo este tiempo?, nadie nos quiere escuchar somos lo que sobra de este país rico en inversiones extranjeras pero pobre en sentido común.


La gente se burla, nos tira basura, monedas de diez pesos e insultos. Sabrán ellos el porqué estamos acá. Nos han prometido tanto, "una reforma social" nos dijieron y yo acá intentando de pescar sueños al azar en esta fétida orilla.

No sé cuánto tiempo estaré viviendo acá. Mi mamá es la que dirije todo este movimiento de los Deudores Habitacionales. Ella dice hasta que nos escuche el gobierno. Me preguntó cuánto tiempo más tendré que estar acá. Mientras siguiré junto a mis papás, mirando hacía arriba en busca de alguna solución del Estado.




De Alicia para el mundo incorruptible y sensato.










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