lunes, 23 de marzo de 2009

Lugares comunes: el reencuentro



No hay inspiración. A medida que llega el ocaso en este tibio día, las esperanzas de iluminarme disminuyen. Cigarro tras cigarro. Una cucharada más de café y por si acaso un poquito más de azúcar, en volada pasa algo, un efecto mágico. Puta la huéa, lo único que me dio fue ácidez.



Qué puedo hacer, la mente es inquieta, quiere expresarse pero no puede. La cañeria está tapada. Un sopapo cerebral sería la solución, pero creo que no existen de esos, aún.


La hora de dormir se acerca, pero la verdad no quiero dormir. Me da lo mismo parecer un zombie mañanero que ni siquiera puede comunicarse. Me asusta más mi mente en estos momentos.


Parece que me estoy volviendo loco. No sé cuando comenzó esto. A lo mejor fue ese fuerte golpe en la cabeza hace 5 años, puede ser, ahí cambío todo.


Mi refugio y descanso es la música. Escuchar un disco entero, me generá tantas emociones y pensamientos. Hay un disco para cada estado. Para la locura por supuesto que hay uno. Sólo uno tiene que sumergirse profundamente en ese estado y dejarse llevar.


No creo que la locura sea algo horroroso, al contrario. Son las 2 de la madrugada y tengo que estar en pie en un rato. Bajo silenciosamente las escaleras, agarró un vino y la bicicleta. La idea es explorar y ver todo cuando no haya nadie. Llegó al Mapocho, me siento en la orilla. Lugar de momentos de cálidez y alegría. Espacio que da protección, como una casa. Recuerdo todo.


Cuando era más pelusón y chico, me reunía con mis amigos ahí. El mismo concepto: bicicleta y carrete, puede ser contraproducente. Pero puta que hacía bien para el espíritu.


Suena el único disco que llevó para este reencuentro conmigo mismo. La banda es The Ganjas y su primer disco de igual nombre. Es un disco de seis canciones pero intensas, vaya que intensas. Si el río es como una casa, los sonidos de este disco son el techo de esta. Me proteje y me alivia.


Agarro la botella y tomó un poco de vino. Algo para dispersarme y un cigarro para elevarme. Son las 4 de la madrugada y no me importa nada.




Samuel es el guitarrista del grupo. Se aburrío del rock pesado, las guitarras distorcionadas y los gritos. Él descubrío el Dub y las melodías pensativas. Su alma se sentía envenenada y quizo limpiarse. Se reunío con dos amigos más. Les comentó de su dolencia espiritual, lo entendieron y el resultado es una caratula dónde resaltan hojas de marihuana, más que claro.



Diviso una estrella. Intenta brillar con gran esfuerzo pero el smog la funa. Cuando este tipo comprenderá que no es bienvenido. Pobre estrella, por qué no la dejan resaltar su belleza. Ella quiere mostrarse y encantarnos.


Me tiro en el pasto y sigo mirando el cielo. La noche ya no es negra, ahora es algo púrpura. Todo se invierte, pero creo que realmente estoy loco, insisto. Como que estoy poseído, pensamientos impuros, violencia, desquites, puteadas , escupos y tú. Estoy en en lado oscuro, o más bien , in the darkside como dicen Los Ganjas. Plan de emergencia: mandar todo a la chucha, pero por qué, no lo sé. El simple pensamiento libera, el acto en sí, cuestionamiento vital. Todo lo que soy, lo que fui o seré. Quizás sea siempre lo mismo, no sé hay que ver en el camino.


El reggae relaja. Me aterriza, quiero playa, arena y una cerveza. Jugar a la pelota en la orilla del mar, eso es arte. Dedos rojos y con arena, el dolor da igual, lo importante es el gol. Let´s go to the beach.


Algo concreto. Samuel grita: "Marihuana me estás volviendo locooo", puede ser, a quien no. Pero él prefiere estar loco que podrido. La locura puede ser una vía de escape rápida a la belleza. Locura bonita, tierna, comprensiva, regalona, etrna y viva, por siempre.


A lo mejor fue ella. La que me quito la tranquilidad y el sueño. Se los llevó con ella, ojála que me los devuelva algún día y en este mismo lugar. Pelusón, chico que perdío la cabeza y sigue pensando en ella. Mágicos acordes, batería marchante y desafiante.


El sol aparece. El vino está esparcido en mi polera, no pasa nicagando piola. Pero que da, estuve aquí, durante la noche, reencontrándome. Rastríe todos mis sentidos arrojados en esa agua. Agua sucia. Quizás la suciedad no viene de las casas de los barrios altos. Sino que son los pensamientos de toda la gente que los arroja acá. No los procesan y los desperdician como si los regalaran.









2 comentarios:

  1. Nacho : Bueno , muy bueno . Menos faltas de ortografia pero las hay. Me recordó la historia de Viti , cuando construian el Gimnasio del San Juan, en el hoyo , pasaban hasta la madrugada chupando, piteando con el lote de amigos , Marciano, Felipe, y los otros. Llegaban con el uniforme y un tufo a la clase de Química con el Huaso Pinto , que decía : Zeñorez, los que no son Azules pueden irse, y ahi aprovechaban los curaguillas , pelusones de ir a pasar la "mona" de nuevo en al hoyo. ¿Fue algo así?

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  2. wena nacho...
    poetico y real y no real.. me gustó caleta...

    yo no se cuanto tiempo va a pasar...

    un espacio para el viaje interior que no es necesariamente material.

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