Navidad de 1998. La música era para mi tan sólo ruidos estrambotícos. Jugar a la pelota y estar invadido de juguetes de Dragon Ball Z llenaban mi ocio.
Mis verdaderos amigos comenzaron a aparecer. Gente que aún me acompaña y con la cual trato de compartir siempre. Tres de esos personajes, me acompañaron. Mi hermano era una especie de chaperón. Cuando llegamos Los Tetas estaban sonando, sonido chileno, puro funk. Hubo que esperar, maldita espera. Gente rara y para que hablar de los olores. Los mismos que ahora puedo detectar a millas. Salío Anthony, Chad, john y Flea, quedó la patá. Eso que había en la pista atlética no era gente sino una marea.
A los Red hot Chili Peppers los escuché y los reconocí siempre. Mi hermano mayor, imitaba la caballera de Anthony y su estilo también. Los posters psicodelicos de la banda innundaban su habitación. Este grupo siempre acompañó gran parte de mi vida. Cuando pequeño no lograba asimilar la importancia que tendrían para mí.
Es hora abrir los regalos. Mi hermano me pasa un envoltorio sospechosamente cuadrado y plano.
Abro el paquete y ante mis ojos se dislumbran cuatro tipos sacando la lengua. Sus lenguas forman un laberinto en cuyo centro hay un rosa.
Le rogué a mi papá que me prestara su discman. El primero que sacó Sony. Dabas dos pasos y paraba. Para lograr escuchar el disco entero había que ponerse en algun posición particular y gastar dos paquetes de pilas AA.
No es rebeldía ni mucho menos. Es una forma de adecuarse a los nuevos tiempos. Quién sabe más de eso que los Red Hot. Muertes, sobredosis, alcoholismo, renovación, estilo propio pero siempre unidos ante todo, una familia.
Octavo Básico. En el colegio pensaba que la rompía. Escondido despúes de clase fumando cigarros. Fumaba tan rápido que me mareaba. Era capaz con un amigo de fumarme una cajetilla en dos horas para saciar nuestras ansías rebeldes. Estúpido pero ingenuo.
Me perforé la ceja, quería ser distinto. Las cervezas comenzaron aparecer, luego el vino con cocacola. Me sentía el rey de toda esta mierda. Era feliz pero hasta qué punto.
En esas semanas controvertidas e iniciadoras. Escucho que vienen, no lo puedo creer. Mi mamá sabía todo lo que me gustan. Ni siquiera me preguntó. Compró dos entradas, una para mí y otra para mi hermano. La emoción era inexplicable no podía esperar. Días enteros escuchando todos los temas que tenían. Viendo su historia. Quería entederlos mas.
Mis verdaderos amigos comenzaron a aparecer. Gente que aún me acompaña y con la cual trato de compartir siempre. Tres de esos personajes, me acompañaron. Mi hermano era una especie de chaperón. Cuando llegamos Los Tetas estaban sonando, sonido chileno, puro funk. Hubo que esperar, maldita espera. Gente rara y para que hablar de los olores. Los mismos que ahora puedo detectar a millas. Salío Anthony, Chad, john y Flea, quedó la patá. Eso que había en la pista atlética no era gente sino una marea.
By The Way, primer tema. Mi hermano me dice: "Andate para adelante con tus amigos, no te preocupis, nos juntamos dónde quedamos". Fue un momento de liberación. Todo a lo que estaba atado quedó ahí, en esa frase, en ese instante.
Verlos ahí en vivo, fue increíble. En aquellos tiempos, la cancha no la dividían en dos. Era una para todos. Con mis amigos logramos estar a metros de ellos. Saltos siderales de Flea, vueltas de carnero y solos de bajo alucinantes.
Mis oídos estallaban. Saltaba como un loco, mis rodillas ni las sentía y si me quedaba quieto me desmoronaba. Sigamos cantando y saltando que esta huéa no se acaba. Era la euforia colectiva.
Momento clave. Under the bridge. Tema representativo de la banda. Soledad y refugio debajo de un puente. Soledad de alguien que está rodeado pero imcomprendido por la masa. Era chico, pero no se porque llore en ese tema. Fue el último. Pero fue el que me enderezó y me puso recto ante todo esto.
Sala de clases, octavo año A. Tía Ninfa, no quiere que demos vuelta las pruebas hasta que las entregue todas, sino un 1. No podía escuchar nada. Mis oídos zumbaban como el msn. No importa algo tengo que saber, tan rebelde no soy. Me gustan los animales.
Una semana después. Tía Ninfa me entrega sorpresiva mi nota. Un 5,9. Lo admito, no estudie. Preferí educarme con los Red hot y estudiarlos a ellos. Pero cuál es la diferencia, el mundo es el mismo para todos y las fuerzas siderales también.
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